domingo, 31 de julio de 2016

AGOSTO en MODO OFF/ON.


Mañana inauguramos agosto y por lo que he podido apreciar por las redes sociales, va a haber estampida general. En lo que a mí respecta, andaré en plan intermitente, es decir, que este chiringuito literario cerrará y abrirá sin horario fijo a lo largo de todo el mes. Han sido siete meses muy intensos y la verdad es que me apetece desconectar. No obstante, y dado que no me ausentaré de Sevilla mucho tiempo, estoy convencida de que terminaré publicando alguna que otra reseña que se me ha quedado atrás, pasaré con menos asiduidad por vuestros espacios y no descarto apuntarme a algún sorteo pero sin compromiso, sin prisas, sin agobios. Dejaré fluir los elementos y cuando se tercie apareceré.

Porque al margen de necesitar desenchufarme del mundo bloguero también necesito tiempo para poner en orden ciertas ideas de cara a septiembre o al próximo año. Tengo algunas cuestiones estéticas que arreglar en el blog y no soy precisamente una experta en la materia, así que me llevará mi tiempo. 

Por lo demás, os deseo a todos unas felices vacaciones, los que estéis preparando las maletas o un feliz retorno para aquellos que os toque volver a la rutina. 

Lo dicho, nos iremos viendo. Sed felices.



[Algunas imágenes e ilustraciones tomadas de Google]

viernes, 29 de julio de 2016

EL NOVIEMBRE DE KATE de Mónica Gutierrez.


Editorial: Roca Editorial.
Fecha publicación: julio, 2016
Precio: 15,00 €
Género: Narrativa.
Nª Páginas: 320
Edición: Tapa blanda con solapas.
ISBN: 9788416498154
[Disponible en eBook]

Autora

Mónica Gutiérrez nació y vive en Barcelona. Es licenciada en Periodismo por la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB) y en Historia por la Universitat de Barcelona (UB). Apasionada lectora, escribe novela, relatos y poesía. En la actualidad compagina la escritura de ficción con la docencia y suele charlar de literatura con buenos amigos en su blog Serendipia. Debutó en el mundo de la publicación con Cuéntame una noctalia, y las buenas criticas de Un hotel en ninguna parte, su segunda novela, han mantenido a la autora durante más de un año en la lista de los más vendidos.

Sinopsis

En vísperas de una tormenta de nieve, un viernes tras la barra de galeón pirata de un bar escondido, un barman procedente del Loira espera la llegada de Kate, la chica del extraordinario cabello flotante y las larguísimas bufandas. Kate vive en un edificio antiguo como su propia tristeza y hace tanto tiempo que se ha dejado llevar por la rutina que ya no recuerda el sentido de los pequeños detalles, la aventura escondida en las sorprendentes pistas cotidianas, la sal de la vida. Un extraño jardín y una emisora de radio colgada del cielo en una buhardilla de madera constituyen su refugio para ese otoño. Y, sin embargo, aunque en la pequeña ciudad de Coleridge todos ignoren las advertencias de un excéntrico meteorólogo, el tiempo está a punto de cambiar el noviembre de Kate de la mano de un hombre bueno con planes de venganza, un sábado de tortitas y la risa de los argonautas.

[Biografía y sinopsis tomadas directamente del ejemplar] 

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Por fin saldo una deuda. Llevo más de dos años queriendo leer alguna de las publicaciones de Mónica Gutiérrez pero, por unas cosas y otras, siempre se me iban quedando atrás. No obstante, El noviembre de Kate llegó justo en el momento oportuno, en pleno verano, por paradójico que parezca, cuando algo de tranquilidad llegaba a mi vida literaria y bloguera, y aun teniendo muchas lecturas pendientes, me atreví a dar prioridad a esta novela. Se lo debía a su autora.


La cuestión es que en este mes de julio que ya acaba, con un sol justiciero y unas temperaturas que han conseguido que de lo mismo que abras el grifo del agua fría que el de la caliente, te vas a escaldar igual, me he arrellanado en mi sofá, refresco en mano y he puesto a tope el aire acondicionado para sentir el frío que Kate, la protagonista de esta novela, ha sentido a lo largo de algo más de las trescientas páginas de la nueva novela de Mónica. Transitar por esta novela ha sido un paseo muy agradable, lleno de encanto.

Kate trabaja de secretaria de un ejecutivo en Milton Consultants, una consultoría de gran importancia en su sector. Es un buen trabajo si no fuera porque tiene que soportar a un jefe impertinente que no tiene vida más allá de la oficina, desconoce el concepto de jornada laboral y tiene totalmente desatendida a su familia. La verdad es que está harta de no ser valorada, de ser importunada a cualquier hora con peticiones que están fuera de lugar, así que, medio convencida por un amigo y también por convicción propia, empieza a rondarle por la cabeza la idea de cambiar de puesto o bien encontrar alguna otra actividad que realmente la motive. La ocasión se le presenta cuando le ofrecen un puesto de colaboradora en Longfellow Radio, una emisora local en la que coincidirá con un grupo variopinto de personajes, a saber, Xavier, director de la emisora, William, el meteorólogo, Santi el técnico de sonido y Josh, un locutor. Inmediatamente la relación entre los chicos y Kate se vuelve distendida salvo por el garbanzo negro del grupo, Xavier, un individuo que pone pegas por todo y al que parece no haberle hecho mucha gracia que una mujer se incorpore al equipo. Por suerte, nuestra protagonista contará con el apoyo de los demás.



Por otra parte, en el bar del Hotel Ambassador se reúnen todos los viernes un grupo de amigos, cargados de todo tipo de cachivaches tecnológicos como si desde los cómodos sillones del bar estuvieran  a punto de asaltar los servidores de la NASA. Don, un policía de la Unidad de Delitos Informáticos, será el otro protagonista de esta historia que junto a Punisher y Sierra, a cual más peculiar, conforman un trío un tanto freaks. Alrededor de este ecléctico equipo gira un misterio. Inicialmente no sabremos qué hacen tres hombres jóvenes, absorbidos por diversas pantallas de ordenador, iPads y móviles un viernes por la noche en el bar de un hotel. Podríamos pensar que son tres solitarios que solo se sienten felices en un mundo virtual pero en realidad todo tiene una justificación. Buscan algo, esperan un paso en falso para lanzar una red y hacer justicia porque llevan la palabra venganza grabada en la frente. Pero de todo ello nos iremos enterando paulatinamente. 

El noviembre de Kate es una novela romántica en la que nacerá el amor entre sus dos protagonistas principales -Kate y Don-, un flechazo, al menos en lo que a Don respecta, en el que Pierre, el barman del hotel Ambassador, hará las veces de maestro de ceremonias, un celestino que contempla el mundo desde detrás de su barra y con el mandil atado a la cintura.  En la forma en la que este amor nacerá y se desenvolverá tendrá mucho ver una gran y terrible tormenta que está a punto de azotar la localidad de Coleridge, lugar en el que se desarrolla la trama.

Pero aparte de la trama amorosa que obviamente coge más fuerza hacia los capítulos finales cuando la atmósfera se vuelve mucho más propicia  para que Cupido haga de las suyas, permitiendo que Kate se relaje y se sienta más cómoda y confortable, esta novela cuenta con otro hilo, de menor importancia, cuyo desarrollo me ha sorprendido. Fraudes fiscales, venta ilegal de información a terceros, o vulneración de la ley de protección de datos son cuestiones que se manejan con soltura. Yo entiendo muy poco del tema y la verdad es que jamás me hubiera imaginado un negocio en el que se vende la información personal y privada de cada uno de nosotros si no fuera por las diversas noticias que empezaron a salir años atrás. En cualquier caso, me ha parecido que la autora conoce bien cómo funciona este negocio ilegal en el que todos somos víctimas. 

Y si nos paramos a hablar de los personajes, resulta inevitable cogerle cariño a sus protagonistas. Kate es una joven que no sabe decir que no, a la que vamos a ver muy sola si no fuera por la amistad que mantiene con Pierre y su compañera de trabajo Marian. Hasta no hace mucho mantenía una relación con Robert pero eso llegó a su punto final y ahora se siente desorientada. El trabajo no la ayuda a mantener una vida en equilibrio y por eso se plantea dar un paso hacia adelante, algo que le cuesta la misma vida pues Kate no es una mujer muy resuelta sino más bien lo contrario, le cuesta muchísimo tomar decisiones y le asusta lo desconocido. En mi caso, uno de los aspectos del personaje que más me han conquistado ha sido el profundo ostracismo al que su familia la tiene condenada. No hay nada negativo entre ella y sus padres o su hermana, no hay peleas, disputas o guerras del pasado, más bien se trata de que a su familia le importa realmente poco lo que le ocurra a Kate. Ella ha terminado por resignarse y asimilarlo pero indudablemente le duele, de hecho me ha dolido hasta a mí ver a su padre y a su madre como prácticamente la ignoran. Si a todo ello se le une el terrible insomnio que padece por lo que pasa el día arrastrándose cuál zombi y las noches en vela, casi me han entrado ganas de acogerla en mi casa, mimarla y cuidarla.

Con respecto a Don he de decir que ha sido un personaje que me ha inspirado mucha ternura desde el principio. Por suerte, él goza de una posición familiar mucho más agradable pues goza del cariño y la atención de los suyos. Don vive con su padre, un carpintero jubilado que cocina como los ángeles, Charlie, un broker que solo sabe protestar y de vez en cuando aparecen por su casa dos gemelos, Jasper y Jacobs, hijos de Sarah, una vecina, que lo revolucionan todo y que ponen la banda sonora en forma de gritos de júbilo a una familia diferente. Don me parece un hombre justo y por eso está embarcado en una aventura que le puede costar el puesto de trabajo. Pero en la vida hay que poner a la gente en su sitio y él llega un lastre muy pesado que apenas le deja pensar en otra cosa. He de añadir además que, me ha resultado mucho más fácil sintonizar con Don que con Kate, pero no porque un personaje me haya gustado más que el otro, ambos me han gustado por igual, sino porque Don acostumbra a dirigirse con frecuencia al lector y eso permite que nos involucremos mucho más en la historia. 

Habrá otros tantos personajes, algunos con mayor o menor calado pero de entre los más secundarios tengo que hacer un acto de justicia y mencionar al jefe de Kate porque, si al principio se muestra como un tipo insufrible, nos deparará una sorpresa. Me han gustado esos matices con los que Mónica construye a este personaje. Será que yo todavía confío en el hombre, en aquello de errar es de humanos y rectificar de sabios, y cuando veo a un personaje que se redime termino por hacer las paces con él.

miércoles, 27 de julio de 2016

CIEN AÑOS DE PERDÓN (THRILLER - 2016).



Año: 2016.

Nacionalidad: Española.

Director: Daniel Calparsoro.

Reparto: Rodrigo de la Serna, Luis Tosar, Raúl Arévalo, Patricia Vico, José Coronado, Joaquín Furriel, Marian Álvarez, Luciano Cáceres, Luis Callejo, Joaquín Climet.

Género: Thriller.

Sinopsis: Una mañana lluviosa, seis hombres disfrazados y armados asaltan la sede central de un banco en Valencia. Lo que parecía un robo limpio y fácil pronto se complica, y nada saldrá como estaba planeado. Esto provoca la desconfianza y enfrentamiento entre los dos líderes de la banda, "El Uruguayo" y "El Gallego". Pero, ¿qué es exactamente lo que buscan los atracadores?



[Información facilitada por Filmaffinity]


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Desde aquella que narraba las peripecias de Bonny and Clyde en el año 67, por poner un ejemplo, hasta nuestros días es fácil encontrar películas sobre atracos a banco y en todas ellas, especialmente en las que se hacen en los últimos tiempos, el fin último de los atracadores no siempre es desplumar la banca. A veces el dinero no es lo más valioso cuando se trata de robar y en la actualidad vale más un leve rumor que, independientemente de su veracidad, puede desembocar en un escándalo que un billete de 500€.

En plena gota fría, con un cielo más propio del fin del mundo y una manta de agua cayendo sin compasión, llegan a las puertas del banco Mediterráneo de Valencia una panda de atracadores. Ataviados con ropajes negros, máscaras y armados hasta los dientes se introducen en el interior del recinto con la intención de arrasar con todo lo que puedan. 




La sinopsis anterior es bastante acertada. Es cierto que lo que en principio iba a ser un robo limpio y rápido comienza a complicarse cada vez. En primer lugar porque uno de los rehenes consigue presionar el botón de alarma, con lo que la policía se persona en cuestión de minutos. Posteriormente porque el plan de evacuación que tenían planeado para salir del banco con el botín se va al traste en los primero diez minutos de metraje. Y por último, porque tras un descubrimiento, se siembra la duda y la desconfianza entre los propios atracadores.

A esto hay que añadirle que Sandra, la directora del banco, está en plena crisis laboral, a puntito de ser despedida de una patada en el culo, lo que le genera un gran estado de indignación, a la vez que siente temor por perder su posición privilegiada, un puesto de trabajo que entendemos le permite una vida muy holgada. Y ahora se presentan seis individuos a robar su banco, ese negocio en el que ella se ha dejado la piel y ha tenido que manipular a sus clientes para que otros se llenen los bolsillos. ¿Será leal?

Pero entre las paredes de este banco hay algo más que dinero. Antes hablaba de lo valiosa que puede ser la información, especialmente si compromete a diversos cargos políticos y banqueros o si la cabeza de la presidencia del gobierno puede terminar colocada en la piqueta. En estos casos, hay que hacer lo posible para que cierta documentación no llegue a la prensa, o a manos de la competencia. Si la ciudadanía llega a conocer ciertos tejemanejes puede repercutir negativamente en las urnas y eso es intolerable. ¿Qué hacer? Pues ni más ni menos que llamar a aquellos que saben cómo manejar la situación, endosar el marrón a otro y limpiar la imagen del político de turno. 

Mentiras, ambición, corrupción, chantajes, escándalo,... son temas que se ponen en evidencia en el largometraje pero habrá más. En Cien años de perdón asistimos a una lucha de fuerzas, entre diversos estamentos y organismos. Resulta pavoroso comprobar, y me creo a pies juntillas lo que se muestra en la película, cómo aquellos que deberían actuar en unidad, simplemente se preocupan de salvar su culo sin mirar a los demás. Que la policía queda en mal lugar, ¡qué más da! Son funcionarios y yo solo soy un pobrecito alto cargo.

Cien años de perdón no es solamente una película que narra el atraco a un banco. El largometraje tiene mucho de denuncia social destapando lo que los ciudadanos, habida cuenta de todos los titulares leídos en los periódicos, ya conocemos. En este sentido, la película tiene un punto de originalidad aunque en algún momento recuerda a otros filmes. En cualquier caso, esas referencias a la actualidad la hacen muy atractiva, así como el enfoque, mostrando inicialmente a unos clientes que tienen el agua al cuello, que se ven obligados casi a mendigar un aplazamiento del pago de la hipoteca, mientras que los chorizos de guante blanco, esos que guardan objetos de valor y grandes fajos de dinero en las cajas de seguridad, esos que viven a costa de los demás, siguen enriqueciéndose aunque alegan sentirse muy afectados por la situación de tantas familias que lo están perdiendo todo. «Ande yo caliente, ríase la gente», ¿no dice eso el refrán? 

Quizá lo que le achaco a la peli es la cantidad de información que se nos suministra con muchísima rapidez. Hay que estar excesivamente atento para no perder detalle pues de otro modo el guión puede resultar bastante confuso. Además nos topamos de frente, y desde el inicio con las típicas casualidades que se dan en este tipo de argumentos. Creíbles o no, suelen aparecer para facilitar el desarrollo de la trama. 

Por otra parte, no le veo mucho ritmo y tampoco excesiva acción a la película pero esto no quiere decir que la película sea aburrida. En realidad es bastante entretenida y se deja ver. Eso sí, la secuencia final me ha parecido muy sosa y deja un regusto tontorrón.

lunes, 25 de julio de 2016

TENGO EN MÍ TODOS LOS SUEÑOS DEL MUNDO de Jorge Diaz.




Editorial: Plaza & Janés.
Fecha publicación: marzo, 2016
Precio: 21,90 €
Género: Narrativa.
Nª Páginas: 528
Edición: Tapa dura con sobrecubierta.
ISBN: 9788401016776
[Disponible en eBook;
puedes leer las primeras páginas aquí]


Autor

Jorge Díaz nació en Alicante en 1962. Es escritor, periodista y guionista de televisión. Ha participado en multitud de series de televisión como Hospital Central, Víctor Ros, El don de Alba, Cita a ciegas o Acacias 38, series con las que ha cosechado todos los grandes éxitos de la profesión, como el TP y el Ondas entre otros muchos. Tras un año sabático en Brasil, regresó con su primera novela bajo el brazo, Los números del elefante, que ahora recupera DeBolsillo. La justicia de los Errantes, en la que novelaba el viaje latinoamericano de los anarquistas españoles Francisco Ascaso y Buenaventura Durruti en los años veinte del pasado siglo, fue su primera incursión en el género histórico, a la que siguió Cartas a Palacio, ambientada en la desconocida Oficina Pro-Cautivos creada por Alfonso XIII durante la Gran Guerra.

Tengo en mí todos los sueños del mundo es su cuarta novela. 

Sinopsis

Gabriela sueña con Enriq, pero acaba de casarse con Nicolau, un hombre al que aún no conoce. Ni siquiera le han preguntado su opinión; entre su madre y el párroco han orquestado el matrimonio y entregado a Gabriela a un destino lejos de su hogar.

Giulio ha visto morir a todos sus compañeros  en el frente austrohúngaro y, si ha logrado sobrevivir, es tan sólo por la esperanza de regresar a su pueblo en la Toscana y estrechar de nuevo a Francesca entre sus brazos.

Raquel, por el contrario, ha conocido a muchos hombres, pero jamás ha estado enamorada. No es lo más conveniente para una artista de variedades como ella, que triunfa cada noche en el Japonés.

La afilada pluma de Gaspar en el Heraldo de Madrid hace temblar a los poderosos. Lo bueno de su viaje a Buenos Aires es que le alejará de sus enemigos por un tiempo y, quién sabe, una gran historia podría cruzarse en su camino...

La guerra ha dejado viuda a Sara que, harta de vivir el largo invierno ucraniano sorteando el hambre y los pogromos, ha decidido creer en las promesas de un atractivo judío llegado de Argentina. Para empezar una nueva vida, sólo tiene que dejar de creer a los agoreros que le advierten de que Max no es trigo limpio.

El capitán José Lotina es un auténtico lobo de mar, un enamorado de su trabajo que se siente más seguro a merced de las olas que en tierra firme. Pero la guerra ha conseguido que nadie se sienta a salvo y, por primera vez en su carrera, le abruma la responsabilidad de llevar a bordo del Príncipe de Asturias todos los sueños del mundo.

[Biografía y sinopsis tomadas directamente del ejemplar] 

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Empecé a leer esta novela a finales de marzo con la vista puesta en la entrevista que tenía concertada con Jorge Díaz para el día 1 de abril, sin embargo no pude terminarla entonces pues, tras la entrevista, tuve que dejarla apartada para atender otros requerimientos. Desde esas fechas la idea de sentarme a terminar de leerla no dejaba de rondarme y la ocasión se ha presentado durante este mes de julio.

Tengo en mí todos los sueños del mundo es una novela coral que se disfruta mucho. Tanto es así que, aunque tenía casi la mitad de la novela leída, empecé de nuevo por el capítulo uno y no me ha pesado en absoluto. Como podéis ver en la sinopsis son múltiples los personajes que pululan por las páginas de esta novela, y todavía habrá otros tantos que no se mencionan en la síntesis. Pero, para no alargarme mucho con el argumento, os diré que todos los personajes proceden de puntos dispares y de un sector de la sociedad distinta pero todos tendrán un destino común, el puerto de Barcelona y el vapor de lujo Príncipe de Asturias que los conducirá hacia una nueva vida.

Algo que no se menciona en la sinopsis es el lapso temporal en el que se desarrollan los múltiples hechos. La novela arranca a finales de 1915, cuando a la mallorquina Gabriela Roselló le comunican que tiene que casarse con un hombre mayor que ella y marcharse a vivir a Buenos Aires. Cuando el capitán José Lotina está llegando con su barco a Cádiz tras un viaje transoceánico. Cuando Paula Amaral, la camarera de un buque se está recuperando de una operación de apendicitis y toma la decisión de cambiar de vida. Cuando Raquel, la cupletista del Japonés, presiente que su buena suerte se acaba y en breve será suplantada como primera artista por una muchacha más joven. Cuando Sara, la judía ucraniana, intenta encontrar marido gracias a la shadjente, la casamentera, y salir de una vida llena de frío y hambre. Cuando el periodista Gaspar Medina, temiendo por su vida tras recibir varios avisos de amenazas, solicita a su periódico que lo envíe lejos de España. Cuando el italiano Giulio Bovenzi se encuentra en las trincheras y recibe una carta de sus padres comunicándole que su prometida Francesca se va a casar con otro. Cuando Nicolau Estévez, el futuro y rico esposo de Gabriela que vive en Argentina, se mete en turbios negocios con Meishe Benjamín, uno de los cabecillas de la Varsovia, una organización que traía mujeres de Europa del Este con falsas promesas para prostituirlas en Argentina o Brasil. O cuando el diplomático Eduardo Sagarmín recibe el encargo por parte del rey Alfonso XIII de acompañar unas estatuas que el gobierno español regala a Argentina. 



Durante unos meses sabremos de la vida de todos y cada uno de estos personajes, conoceremos cuáles son los motivos que los impulsa a abandonar España para establecerse en Argentina y los acompañaremos hasta Barcelona porque, todos, de un modo o de otro, con pasaje legal o como polizón embarcarán en el Príncipe de Asturias, un vapor de lujo de la naviera gaditana Pinillos que naufragó el 5 de marzo de 1916 frente a las costas de Brasil. Existen diversas teorías sobre el hundimiento y todas ellas se recogen someramente en la novela aunque uno de los motivos que se alegan es la presencia de unas estatuas malditas que viajaban en la bodega del barco. Se trataba de unas esculturas que el gobierno español quería regalar a Argentina para conmemorar el centenario de la república pero infinidad de contratiempos se produjeron que hicieron pensar que sobre aquellas tallas recaía una maldición.

En cualquier caso, Tengo en mí todos los sueños del mundo no es una novela que verse sobre el naufragio propiamente. Realmente, y aunque se dan suficientes detalles sobre el vapor, su construcción, sus interiores, las escalas que realizó, el trayecto en sí y su hundimiento, esta novela tiene como epicentro los sueños de sus personajes, esas ilusiones que casi se convierten en necesidad, por emprender una nueva vida y empezar de cero.  Pero, como un añadido, el autor nos permite hacer un recorrido por la sociedad de la época, por las costumbres, no solo españoles sino también de otros puntos más allá de nuestras fronteras y lo más importante, dibujar a España dentro del conflicto bélico que se estaba gestando.

Con tantos personajes y a los que les ocurren tantísimas cosas, felices o desdichadas, tal que la vida misma, el lector difícilmente se aburrirá. Entre todos los hombres y mujeres que asoman por estas páginas, sin duda me quedo con los personajes femeninos. Por ejemplo, Gabriela me ha gustado mucho. Creo que se trata de una joven encerrada en un cuerpo de mujer con poco margen de maniobra. Su destino está más que definido por terceras personas, algo que a ella le cuesta aceptar. No deja de ser una joven romántica que cree que la vida es de color de rosa pero verá como esas tonalidades se tornan gris oscuro cuando la familia pretende mejorar su economía casándola con quién ella no quiere. 

Raquel también es una mujer fascinante. A sus treinta años sabe que aquel sueño que tenía de hacerse famosa como cantante ha quedado en el olvido. Ahora solo aspira a encontrar a un hombre, aunque sea casado, que la mantenga mientras ella pasa las noches cantando tonadas picantes en una sala de variedades. Pero la vida le ofrece una segunda oportunidad y no está dispuesta a dejarla marchar. Con pies de plomo verá en otro de los personajes su posible salvación.

Y por encima de estas, Sara, la judía ucraniana, la que espera salir de su pueblo lleno de miserias, me ha conquistado. Creo que es el personaje más soñador de toda la novela. Me ha parecido una joven muy inteligente que sabe qué teclas tocar para evitar un futuro al que no quiere mirar de frente. Con una meta clara en la mente, hará todo lo posible por salirse con la suya pero la vamos a ver tan vulnerable, tan ingenua, que inevitablemente sentiremos lástima y compasión por ella. Nosotros sabemos cuál va a ser su destino y es posible que sus sueños no se cumplan.  

Y alrededor de todos estos personajes tan principales, algunos tan reales como el propio José Lotina o el mosén Josep Pastor, giran otros tantos con mayor o menor importancia, como por ejemplo Roberto y Susan, los amigos de Raquel, Max Scholomo, el individuo del que Sara se enamora, Mercedes la patrona de Gaspar Medina o Neus Moya, la ex de Nicolau, una mujer que me ha gustado especialmente porque es capaz de invertir la situación que vive y sacarle el máximo partido. Si todos ellos llegarán a cumplir su sueño o no es algo que tendrás que averiguar con la lectura. De entrada, ya sabes que el barco en el que viajaban naufragó pero, ¿salvaron la vida? ¿Qué fue de ellos?

domingo, 24 de julio de 2016

JUNIO... ¡DE UN VISTAZO! (#6/2016).

A estas alturas aún no os he contado qué tal fue el mes de junio en el blog y como tarde mucho más, casi que voy a tener que hacer balance de julio, así que no lo demoro más.

Si meteorológicamente el mes de junio se portó bastante bien, he de decir que literariamente también fue un mes mucho más suave. La afluencia de envíos, entrevistas y eventos disminuyó un tanto, algo que entra dentro de la lógica cuando el verano se aproxima, pero paso a contaros con detalle. Allá vamos. 


[Para conocer la sinopsis de los libros expuestos 
solo tienes que clicar en cada título o en los enlaces a las reseñas]


Los comprados

Dado que Federico Axat y su última novela, La última salida, está teniendo tan buenas críticas, no tuve que mirar mucho la revista del Círculo de Lectores, así que esta novela ha constituido mi pedido del mes. Aún lo tengo precintado y no he podido determinar todavía una fecha para su lectura. Espero que sea muy pronto. 


Los recibidos

En esta ocasión, los libros que han llegado a casa han sido bastantes menos pero igualmente interesante




Desde Algaida Editores recibí los dos galardonados en los Premios Logroño de Novela. Un secuestro raro de Tania Padilla se alzó con el galardón en la categoría juvenil. Tuve el placer de entrevista a su autora, como os comentaré más adelante. Y en la categoría senior, Manuel Rico fue el ganador con Un extraño viajero.





La amabilidad de la editorial Anantes no tiene nombre, en su nombre y por intermediación de su autor, recibí en casa Oblicuidades de José de María Romero Barea y poco después me llegaron otros tres libros más de los que ya he leído muy buenas opiniones, por un lado, Acuario de peces rojos de Carmen de la Rosa - deseando ponerme con él porque siempre disfruto de los libros de Carmen-, Tras la guarida de Rafael García Maldonado y El rasgo suplementario de Ignacio Arrabal. Creo que son unas novelas estupendas para leer ahora en verano pues son de corta extensión y resultan muy idóneas para los viajes. 





Para el mes de julio había pocas entrevistas previstas, así pues solo me llegó un libro, una novela que me consta que está gustando una barbaridad. Se trata de Mar abierta de María Gudín (Grijalbo), con ella tuve el placer de sentarme a hablar de su novela y os di cuenta de aquel encuentro el pasado jueves.

Los ganados

Ni tiempo he tenido casi para apuntarme a los sorteos, así que obviamente la suerte no ha llamado a mi puerta en junio.


viernes, 22 de julio de 2016

EL BLUES DE LA PERPLEJIDAD de Reyes Aguilar Caro.



Editorial: Ediciones Alfar. 
Fecha publicación: marzo, 2016
Precio:16,00 €
Género: Narrativa.
Nª Páginas: 334
Edición: Tapa blanda.
ISBN: 978-84-7898-660-6
[Disponible en eBook]



Autora

Reyes Aguilar Caro (Sevilla, 1969). Es autora de las novelas El juego del hombre Invisible, El Manquepierda, una filosofía de vida y la preliminar de Oselito y el Betis, de Andrés Martínez de León.

Estudiante cuando la tardanza hace a la dicha buena de Filología Hispánica en la Universidad de Sevilla y columnista de El Correo de Andalucía, desde donde cada semana se asoma a la opinión en su azotea, un lugar soñado y real donde habitúa a tender sus sueños con alfileres de palabras.

Observadora con gafas de lejos, ciclista urbana, melómana eléctrica y bloguera.

Sinopsis

Lola es una psicóloga vecina de un barrio humilde de la periferia sevillana que trabaja en sus tesis doctoral sobre el carácter del sur, tan alejado de esquemas técnicos.

Acude a la Hemeroteca cada día, con su bici, la cual amarra en la puerta de un bar, que sin saberlo, le abrirá las puertas de ella misma. Cuando más perdida está, en plena crisis existencial y académica, un emparedado de chorizo picante le facilitará la razón de ser como especialista en descifrar la mente humana.

La barra del bar El Gorrión se convertirá en la razón a lo que no encuentra sentido, con la ayuda de su dueño, Pedro, antiguo guitarrista de un grupo que desde una foto en blanco y negro se asoma a su distinguida clientela, todos dueños de vidas tan diferentes, y al mismo tiempo, tan iguales. Un escayolista catedrático de la calle experto en sevillanía; un librero melómano y observador que solo se centra en las avellanas y en las conversaciones ajenas; un seductor a las sevillanas maneras y olor a Varon Dandy, probador de zapatos profesional y observador de piernas; una panadera, simpática y sola, de ojos vivos y cama vacía; un comunista serio que con dos tintos se vuelve alegre y se emociona hablando de su Macarena; y Pachi, el alma mater del grupo, guitarrista internacional y guadianesco que sabe qué se esconde tras la música.

Tras esa foto en blanco y negro de aquellos cuatro músicos que formaron el grupo Los Replays transcurre una historia que traslada a Lola a una época que por edad no conoció pero que le cambiará la vida, así como la confirmacióin de que el verdadero psicólogo es quien se encuentra tras la barra de un bar.

Una regresión a la Sevilla política y musical de los años sesenta, por donde sus protagonistas enseñan a una psicóloga a serlo y sobre todo, a doctorarse en ella misma.

[Biografía y sinopsis tomadas directamente del ejemplar]



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En esta vida cada uno tiene que encontrarse a sí mismo, dejar que nuestro cuerpo y nuestra mente nos hable, identificar aquello que nos hace feliz o lo que nos incomoda en nuestro día a día, hallar el equilibrio, conocerse y quererse, así como aceptarse. Todo esto que en principio puede parecer una utopía, un conjunto de metas inalcanzables, frases vacías o pura teoría tiene mucho sentido en la nueva novela de Reyes Aguilar Caro a la que ha titulado El blues de la perplejidad. ¿Y por qué un título tan peculiar? La respuesta debes encontrarla entre las algo más de trescientas páginas de la novela pero te puedo adelantar que sonará mucho blues, alternándose con otros estilos musicales, mientras la perplejidad terminará por conducirnos a la certeza. 

El blues de la perplejidad narra una reconciliación pero no una cualquiera. La joven Lola está licenciada en psicología y lleva un año embarcada en la preparación de su tesis doctoral que versará sobre cómo los andaluces, gracias a su carácter, son capaces de hacer frente a las adversidades o como ella la ha titulado «Investigación aplicada en ciencias del comportamiento». Si menciono la palabra reconciliación no quisiera inducirte a pensar que se trata de una novela de amor, esas novelas en las que hay corazones rotos y sanaciones posteriores. Amor habrá en este blues, claro que sí, pero también otras muchas cosas, y entre ellas, como digo, una reconciliación, la que experimenta Lola consigo misma, la que tiene que ver con nuestro yo interior, con nuestra aceptación.


En El blues de la perplejidad conoceremos inicialmente a una Lola perdida, una mujer que no termina de encontrar su hueco, ni sabe qué es lo que quiere. Su tesis doctoral la engulle cada día más, incapaz de encontrar el rumbo porque ni siquiera tiene brújula para el terreno personal. No obstante, la vida a veces nos echa un cable y cuando más desorientados estamos, surge alguien de la nada que nos tomará de la mano para guiarnos. Esto es lo que le ocurrirá a Lola, solo que ella no tendrá únicamente una mano a la que asirse sino muchas más, todas las que encuentra en el bar  El Gorrión, una de esas tascas sevillanas con serrín en el suelo y fotografías antiguas en las paredes, donde se reúnen un nutrido elenco de personajes, dispares y carismáticos, que casi constituyen una familia. En ese bar, en el que Lola se refugia cada vez que la atmósfera de la Hemeroteca municipal donde prepara su tesis la agobia, encontrará la verdadera psicología, aquella que no se imparte en las aulas universitarias. Recibirá de la  mano de esos parroquianos, catedráticos en experiencias vitales, las lecciones más importantes y lo que será aún mejor, la brújula, el norte, el rumbo,... no solo para su tesis sino también para su propia vida.

Pero no penséis que El blues de la perplejidad tiene como única protagonista a esta joven desubicada. ECada uno de los asiduos del bar Gorrión será  puntal importante en la novela. mpezando por Pedro, el dueño de la tasca, chipionero de nacimiento pero «sevillanizado que es algo que ocurre mucho a la inversa».  Pedro vive solo con su perro y sus recuerdos, los de juventud y los del algún amor quebrado. Tras su barra de aluminio no solo sirve cervezas frías al personal sino también consejos. Como buen tabernero, casi hace las veces de confesor mientras friega los vasos de Duralex

A contar sus pecados y a tratar de entender la vida acude cada día al bar los personajes más pintorescos de toda Sevilla. Albero, el más sevillano de todos, que lo mismo te habla de la última faena del torero más puntero en la Maestranza, que de Semana Santa o de esos barrios de calles estrechas y olor a antiguas culturas. Y allí acudirá también Rafa, un librero y melómano, quizá el más retraído de todos ellos pero que posee un templo para las almas desmadejadas, la librería Ocnos. La panadera Trini paseará sus ojos de enamorada entre la concurrencia intentando localizar al que la hace suspirar. Mientras que Julián, el dependiente de calzados, ese galán de chaqueta sobre los hombros y aroma a Varon Dandy paseará palmito seduciendo a toda hembra que se le cruce. Y no nos podemos olvidar de Fermín, al que le gusta hablar de política, republicano convencido, comunista que vive de espaldas a la iglesia pero a la Semana Santa y a su Macarena que nadie la toque. Y por último Pachi, un guitarrista de recorrido internacional, que aparece y desaparece como los ojos del Guadiana pero que tendrá un peso específico en la novela.

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